El viernes, durante la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos de Sochi la televisión estatal rusa retransmitió imágenes de cinco copos de nieve flotando y convirtiéndose en los anillos olímpicos. Pero eso no fue exactamente lo que sucedió. Uno de los cinco copos nunca se abrió y la pirotecnia que tenían planeada nunca estalló. O por lo menos así fue como lo vimos los que seguíamos la ceremonia por la señal internacional.
Cuando el quinto anillo se atascó la televisión rusa cogió material grabado de lo que había sucedido en los ensayos y eso fue lo que retrasmitió. Así para los rusos nada había sucedido, todo había salido como tenía que salir. Los productores confirmaron el cambio, justificando que era importante preservar la imagen de los símbolos olímpicos.
Los que nos dedicamos a esto de los eventos sabemos que cuando Murphy anunció su ley estaba precisamente hablando de nosotros. Sabemos que todo lo que pueda salir mal saldrá y que los días de estrenos son los preferidos de los imprevistos. Este tipo de errores no son poco comunes en las ceremonias de las olimpiadas y en cualquier gran evento que se precie. En Beijing 2008 algunas de las imágenes de los fuegos artificiales también fueron falsas y generadas por ordenador y en Vancouver, Sydney y Seúl tuvieron dificultades para encender el pebetero.