Midnight in Warsaw

Si Woody Allen hubiera cambiado el escenario de su última película y la hubiera rodado en Varsovia, Gil Penderse habría paseado por los cafés más bohemios de la ciudad, bailado con las damas más elegantes y sobre todo habría bebido mucho vodka.

«Antes de la Segunda Guerra Mundial, el vodka era para los polacos como el expresso para los italianos» Pawel Gorczyca, Director de J.A Baczewski.

Y este señor se quedaba corto. El vodka es para los polacos la manifestación de todas las alegrías y el remedio a todos sus males. Es tu cumpleaños, bebamos vodka, te acaban de contratar, bebamos vodka, te casas, bebamos vodka, te duele la cabeza, bebe vodka, estás cansado, bebe vodka, te estás resfriando, bebe vodka, estás triste, bebe vodka, te pica un pie…bebe vodka.

Pero es además el método nacional para medir tu nivel de polacolismo en vena. Si resistes a una juerga sin morir en el intento te puedes considerar un buen polaco. Pero no es fácil conseguirlo, he aquí las reglas de todo buen bebedor de vodka:

– El vodka se bebe a tragos, nada de a buchitos

– Después de un trago cómete un buen pepinillo o unas sardinas en escabeche. Neutraliza el alcohol.

– El agua nunca está de más.

– Beber menos de tres no está bien visto pero a partir de ahí te puedes quitar del medio con mucha diplomacia, quedarás la mar de bien y tu cuerpo no se resentirá al día siguiente.

Marcin enseñándome a beber vodka polaco. Todas sus lecciones sirvieron de poco, mi resaca al día siguiente era monumental. Eso sí, ese día hablaba polaco como el mismísimo Kapuscinski.

Na zdrowie!

5 pensamientos en “Midnight in Warsaw

  1. Que el Espíritu Santo, patrón de los traductores e intérpretes, haya concedido el don de lenguas a una no creyente como tú es algo que me confunde, ¿Polaco también, mi alma? Dónde está la niña que cateaba inglés con once años?

  2. me tienes impresionadisima compis… aunque debo aportar algo a este post: NUNCA te dejes llevar del todo por el vodka. Una botella a pachas después puedes acabar en la cama equivocada. Aprendí la lección en 2009. Una y no más, santo Tomás.
    Aunque no deja de sorprenderme lo requetebien que entra media botella de belvedere..

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